Decía Heinz M. Goldman que un buen vendedor nunca vende productos, vende ideas. Desde XenonFactory os proponemos ir más allá. Una buena empresa, la empresa del siglo XXI que debemos ser y que quiere vender sus productos o servicios debe crear una necesidad, un deseo, una emoción en el usuario o consumidor al que pretende llegar. El objetivo es conseguir que nuestro futuro cliente se plantee un «sí, lo quiero«, que le haga elegir nuestro comercio o empresa frente al mismo producto o servicio que propone la competencia.
Ser persistente en ofertar continuamente nuestros artículos de belleza, viajes, seguros de vida, gafas de sol, coches o cualquier otra propuesta sin más, sin aportarle un valor añadido, no va a conseguir grandes resultados; incluso las grandes empresas, las que llevan décadas asentadas en el mercado innovan constantemente en este sentido.
Proporcionan algo más a su idea, a su mensaje. Pese a que el país está atravesando una çepoca de crisis, no siempre una rebaja en precio nos va a procurar más ventas. Sí lo logrará aquella empresa o comercio que aporte un plus, desde los consejos quitamanchas de un detergente a los beneficios de cierto tipo de masaje, pero sin ser insistentes en el hecho de que «mi» detergente o «mi» centro de masajes es el mejor. Porque seguramente para ese usuario lo será, lo elegirá cuando observe que ante todo, la empresa se enfoca en él, en cómo ayudarle, en cómo proporcionarle un mayor beneficio (y seguimos sin hablar de beneficios económicos).
El nuevo consumidor, tan proclive en esta época a dejarse llevar por las opiniones de otros usuarios volcadas en redes sociales, blogs y foros, quiere que le mimen. Que le demos razones que justifiquen la compra en nuestra empresa. Quiere que le sorprendamos, que le premiemos, que le agradezcamos su interés.
La buena venta: la que consigue que el cliente vuelva.
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