Ambas son tendencias de la época tecnológica en la que vivimos e interactuamos. Vamos a definirlas e intentar intuir cuál de ellas va a prevalecer en los próximos meses.
El Showrooming ocurre cuando se visita una tienda a pie de calle para verificar o probar un producto físico, pero finalmente su compra
se concreta a un precio menor en una tienda en la red.
El Webrooming es el fenómeno contrario: se investiga y se compara en la red para finalmente realizar la compra en una tienda física.
Las diferencias parecen en principio basarse únicamente en la lógica diferencia de precio entre una tienda virtual y una presencial, ya que esta última ha de soportar costes como alquiler de local, mayor número de empleados, distribución, etc., mayores que los de un comercio electrónico. Por eso durante un cierto tiempo el showrooming se ha impuesto: el cliente va a asesorarse a la tienda física, comprueba el producto o las ventajas de determinado servicio (viajes, por ejemplo) y después los busca en internet al precio más conveniente. Esta pauta ha puesto en peligro muchos retailers,
que han visto cómo tras atender a un cliente, no llegaba a concretar una venta, perdiendo así además de la venta en sí, el tiempo invertido.
De unos meses a esta parte sin embargo, cobra más adeptos el otro concepto que explicábamos con anterioridad, el webrooming. El futuro cliente, sin las presiones de un empleado cerca con ansias de ayudarle, sin horarios preestablecidos y con total libertad, dedica cierto tiempo a bucear en la red,
buscando el producto (de ahí que la información que espera encontrar deba ser lo más completa posible), orientándose sobre características y precios y tras esta «investigación», se acerca a la tienda física a formalizar su compra.
En estos momentos ambas tendencias coexisten, con una pequeña ventaja del webrooming, lo cual es una excelente noticia para las empresas y comercios que están presentes tanto virtualmente como de forma física.
Cuidar ambos canales de venta es el reto.
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