Una de las prioridades que debemos marcarnos en la empresa es crear una buena imagen de nuestra marca; una imagen que nos defina, que nos diferencie de los demás y que consiga que el público nos identifique claramente. La dificultad estriba en cómo crearla y cómo esta imagen pueda ayudarnos a posicionarnos frente a la competencia.
¿Con quién te identificarías más? ¿Con la dependienta sonriente que te saluda desde la fanpage de una tienda de moda o con el delegado de una empresa que te saluda desde un «cordial» tuit? Puede que con ambos, desde luego. Por eso es necesario definir primero qué sensaciones quieres transmitir de tu marca y después a qué público es al que te desees dirigirte; de esa forma sabrás cuál es la mejor forma de interactuar con él.
Hace unos meses saltó a las noticias de social media el caso de un señor de 96 años que estaba teniendo un tremendo éxito con su canción «My Sweet Lorraine«, dedicada a su esposa fallecida. El vídeo en YouTube sobre la historia de Fred Stobaugh tiene en estos momentos más de tres millones de visitas. ¿A qué se deben tantas visualizaciones? No es la primera ni será la última canción de amor que se escriba, así que ¿qué ha hecho que la canción de Fred y no otra esté en los primeros puestos en las descargas en Itunes? El público se ha identificado con esta historia de amor, se ha emocionado y la ha compartido. ¿Por qué lo ha hecho? Porque ha creído en esa historia: la canción ha tenido éxito porque es verdadera y creíble. Nuestra marca debe conseguir el mismo resultado: ser empática, creíble, cercana …
Según una encuesta del periódico The Guardian, en el puesto número Uno de las personas más influyentes de los medios se encuentra «You» (tú). Si logramos que los usuarios y consumidores crean en nuestra imagen, serán ellos mismos los que nos ayuden a potenciarla, ofreciéndonos mayor visibilidad y viralidad a nuestras publicaciones y contenidos. Nuestra marca ha de dejar huella.
Una vez que hayamos atendido esa prioridad (definir muy bien nuestra marca), nos queda conocer qué necesita nuestro público objetivo y, por supuesto ofrecérselo. Un recorrido necesario y que nos dará muy buenos frutos.
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